18/8/09


EVANGELIO DEL MIÉRCOLES XX (Mt 20,1-16):

En aquel tiempo, Jesús dijo a los discípulos esta parábola: «El Reino de los Cielos es semejante a un propietario que salió a primera hora de la mañana a contratar obreros para su viña. Habiéndose ajustado con los obreros en un denario al día, los envió a su viña. Salió luego hacia la hora tercia y al ver a otros que estaban en la plaza parados, les dijo: ‘Id también vosotros a mi viña, y os daré lo que sea justo’. Y ellos fueron. Volvió a salir a la hora sexta y a la nona e hizo lo mismo. Todavía salió a eso de la hora undécima y, al encontrar a otros que estaban allí, les dice: ‘¿Por qué estáis aquí todo el día parados?’. Dícenle: ‘Es que nadie nos ha contratado’. Díceles: ‘Id también vosotros a la viña’.»Al atardecer, dice el dueño de la viña a su administrador: ‘Llama a los obreros y págales el jornal, empezando por los últimos hasta los primeros’. Vinieron, pues, los de la hora undécima y cobraron un denario cada uno. Al venir los primeros pensaron que cobrarían más, pero ellos también cobraron un denario cada uno. Y al cobrarlo, murmuraban contra el propietario, diciendo: ‘Estos últimos no han trabajado más que una hora, y les pagas como a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el calor’. Pero él contestó a uno de ellos: ‘Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No te ajustaste conmigo en un denario? Pues toma lo tuyo y vete. Por mi parte, quiero dar a este último lo mismo que a ti. ¿Es que no puedo hacer con lo mío lo que quiero? ¿O va a ser tu ojo malo porque yo soy bueno?’. Así, los últimos serán primeros y los primeros, últimos». ------------------------------- PALABRA DEL SEÑOR--------------------------------------------------------------------------------
Es grande el misterio del llamado de Dios a cada quien en un determinado momento de su vida, a unos antes, a otros después. En el fondo es privilegio inmerecido de trabajar por su Reino, no como ajenos jornaleros sino como agradecidos hijos. El pago es nada menos que la paz del corazón y el que la recibe, como no va a desearla! igual para su hermano! Podemos estar muy “ocupados” en nuestros intereses pero “desocupados” para la viña de Señor. Cristo nos pide que colaboremos con la Redención del mundo y muchas veces se encuentra con nuestra indiferencia.
---------------------------------------------------------------------------------- Danos Señor espíritu de hijos que se saben herederos de tu Reino y trabajan para él como en casa propia. Que tu misericordia moldee nuestras "justicias" y trastoque nuestras miradas!

1 comentario:

Hermano Lobo dijo...

El Amor de Dios es incomensurable, el nos toca con su gracia y nos hace aprovechar nuestros talentos para edificar, como enseña la parabola, no importa cuantas horas se trabaje para El, sino cuantas horas El, considera valiosas para merecer su Reino.